miércoles, 17 de enero de 2007

Macrofotografia: Articulo de Eduardo Parra

La fotografía macro propiamente dicha es aquella –entendemos- que nos permite obtener imágenes que, partiendo de una escala 1:1, aumentan la realidad hasta diez veces. Mas allá de esta relación de aumento, entramos en el mundo de la fotomicrografía, o fotografía con microscopio.

Un poco más lejos para estar un poco más cerca

Aunque la impresión que tenemos a la hora de hacer una foto en macro es que no cambia nada respecto a una foto “normal”, internamente la cámara sufre una serie de variaciones. Hacer clic en el botón macro de la cámara modifica la disposición de las lentes en el objetivo –las lentes se alejan del CCD-, el diafragma y la velocidad de obturación, e incluso puede afectar a otras variables tan dispares como el ISO o el flash si la máquina es totalmente automática. Tan extraño es este modo como parece, pero es también muy agradecido.

En la practica, la fotografía macro impone una serie de restricciones que pueden poner en jaque unos buenos resultados. Lo normal es que las cámaras digitales, en su afán de restar trabajo al fotógrafo, corrijan automáticamente todos los parámetros necesarios, pero hay que saber que algunas cosas no funcionan del mismo modo en modo auto que en macro. Así, las propiedades de perspectiva de las diferentes distancias focales pueden no presentarse tal como esperábamos, la velocidad de obturación puede tornarse bastante elevada y la profundidad de campo se reduce drásticamente.

Con la cámara en la mano

Repetimos hasta la saciedad –y aquí volvemos a hacerlo- que cada acción tiene un efecto secundario en este mundo fotográfico. En el modo macro, los efectos son variados, algunos leves y otros tremendamente importantes, tanto que si no tenemos cuidado podemos tirar por tierra todo nuestro trabajo antes de empezar.

El primer punto que tenemos que tener en cuenta es que el macro reduce la profundidad de campo hasta límites extremos. El minúsculo tamaño de los CCD que montan las cámaras digitales compactas nos permite –como sabemos- aumentar la profundidad de campo, y si para los retratos este aspecto era un duro adversario –no podíamos desenfocar el fondo- para las tomas macro se convierte en un poderoso aliado.

endremos en consideración, también, que el hecho de poder fotografiar los detalles más bonitos de algunos objetos, lleva implícito el que saquemos también los defectos de los mismos, aumentados de tamaño y haciéndose mucho mas sensibles que en una toma normal. Igualmente, si no tenemos cuidado, un fondo que normalmente usaríamos para nuestros bodegones, como puede ser una cartulina, puede convertirse en una nefasta superficie porosa si no la desenfocamos lo suficiente.

Cuando usemos luz ambiente, hemos de tener cuidado a la hora de colocar la cámara -y a nosotros mismos. Al modificar la posición relativa de la óptica con respecto al CCD, la velocidad de obturación se prolonga, por lo que es posible que necesitemos un trípode para evitar las vibraciones. Además, la cercanía de la cámara al motivo fotografiado puede arrojar antiestéticas sombras sobre el mismo que arruinarían por completo la composición de la toma.

Para concluir, nos fijaremos en el uso del flash en este tipo de tomas. Salvo los flashes específicos para macro, los que van montados en el cuerpo de cámara compacta no están preparados para hacer destellos a distancias tan cortas, por lo que podemos encontrarnos zonas muy subexpuestas –en las que no llega el destello- y otras terriblemente quemadas

Eduardo Parra
Fotoperiodista
Fotoperiodista

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